romance de verde oliva
allí es de donde vengo.
Yo oigo
a las niñas cantando
a la noche fingida
que no calienta
la ventana olvidada
por la luna
aún viva.
Boca de aceituna
y restos de sal
en lo que empieza a ser una herida.
Mujer que le dio alas al viento
en forma de odio y venganza.
Espejos que rompen
las cosas que existen.
¡OH, no! ¡mi cintillo era de oro!,
y yo no tengo espejos.
¿de dónde vienes, dime,
de dónde?
De los mares de los olivos
que más de una mujer la llora.
¿veremos perfumes de Arabia?
no, amigo mío,
no hay regalo que ofrecer a un engaño
que más de un ciego
lleva ya amor de antaño.
Vuelvo a ler tu poesía... y me gustan tus giros...
ResponderEliminarUn abrazo y un feliz 2012